miércoles, 11 de enero de 2012


Cuando sos chico, tenés algo muy claro, tu juguete preferido, es tuyo. Si ves que alguien lo quiere, sin dudarlo 


decís, es mío. Defendes con uñas y dientes lo tuyo, tu juguete, tu lugar, tu novia, pero siempre aparece alguien que viene a 


disputartelo. Puede ser una persona o incluso el recuerdo de otra persona, donde había dos


 ahora hay tres, y ya estás en una competencia. La competencia tiene mala prensa, creemos


 que ser competitivo es un defecto, nunca una virtud, ¿Pero no es cuándo no tenemos competencia cuando dejamos de crecer?. El problema de la competencia, creo yo, es la falsa creencia de que para que alguien gane, otro tiene que perder, para que alguien exista, otro tiene que desaparecer.

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